Rauchbier, la fascinante cerveza ahumada alemana
Las cervezas ahumadas son una rareza hoy en día. Muchos dirán que son un gusto adquirido que una vez te cautiva ya no hay vuelta atrás. El hogar de las cervezas Rauchbier es la localidad bávara de Bamberg, y las ahumadas más consumidas son las cervezas Schlenkerla.
Bamberg es conocida por su cultura cervecera y sus cervecerías históricas con métodos de elaboración tradicionales. Como curiosidad comentar que, según el Gremio de Cerveceros de Bamberg, actualmente hay 11 fábricas de cerveza en la ciudad de Bamberg y 53 en la región (Bamberger Land), lo que supone una enorme concentración en relación con su tamaño.
Aunque Bamberg es el hogar de las cervezas ahumadas tradicionales, es cierto que estas cervezas se elaboran también en otros países, aunque en mucha menor cantidad y como algo anecdótico. Igualmente, las maltas ahumadas se suelen usar para elaborar otros estilos de cerveza experimentales, como Smoked Stout, Smoked Porter o Smoked Strong Ale, por mencionar algunos.
¿Qué es una Rauchbier?
El Beer Judge Certification Program (BJCP) ofrece la siguiente descripción del estilo: “Una cerveza rubia alemana elegante y maltosa con un carácter ahumado de madera de haya equilibrado y complementario. Aroma y sabor a malta rica en tostado, amargor contenido, sabor ahumado de bajo a alto, perfil de fermentación limpio y final atenuado.”
Un dato a señalar es que una Rauchbier puede ser de muchos estilos: Märzen, Urbock, Doppelbock, Weissbier, Dunkel, Schwarzbier, Helles, etc. Aunque lo más habitual es que sean cervezas Lager elaboradas con malta de cebada.
Lo más característico de las Rauchbier es su método de elaboración tradicional, mediante el ahumado de la malta en madera de leña. La cervecería Schlenkerla ahúma la malta de su propia maltería mediante la quema de troncos de haya. Posteriormente deja madurar la cerveza en sus centenarios sótanos. Este proceso otorga a su cerveza de un sabor ahumado único y característico.
El origen de las Rauchbier
Antiguamente, la malta se secaba con el humo procedente del fuego de la leña. Era habitual que la malta se tostase y adquiriese el sabor del humo, por lo que las cervezas ahumadas eran las más habituales.
Con la invención de los hornos de secado modernos en la Inglaterra de 1635 las maltas dejaron de ahumarse y se empezaron a elaborar cervezas sin un penetrante sabor a humo. De esta forma, gradualmente, se dejaron de elaborar cervezas ahumadas.
Estas terminaron convirtiéndose en una rareza, ya que la mayoría de los cerveceros comenzaron a usar maltas tostadas, que otorgaban a las cervezas un sabor más fino. Por otra parte, algunas fábricas siguieron elaborando cerveza ahumada mediante métodos tradicionales, manteniendo viva la tradición. Schlenkerla fue uno de ellos.
Schlenkerla, la Rauchbier por excelencia
Hoy en día, solo quedan dos fábricas de cerveza en el mundo que producen Rauchbier de la manera tradicional desde sus inicios: Schlenkerla y Spezial de Bramberg. Schlenkerla es la más conocida y su nombre está íntimamente ligado a la ciudad de Bamberg.
Esta taberna, cervecería y maltería se fundó en Bamberg en 1405, y en sus orígenes se llamaba Zum Blauen Löwen. Desde entonces ha cambiado varias veces de manos.
Los actuales dueños, la familia Trum, tomó el mando en 1866. La sexta generación sigue elaborando cerveza en el edificio histórico original, también conocido como “La Casa del León Azul”, una bella casa de madera adornada con geranios y situada en pleno casco histórico de la ciudad. En su catálogo se incluye una gran variedad de tipos de Rauchbier, entre ellas Schlenkerla Rauchbier Märzen, Schlenkerla Rauchbier Weizen, Helles Schlenkerla Lager, Schlenkerla Rauchbier Urbock y Schlenkerla Rauchbier Doppelbock.
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