La fascinante historia de Hildegard von Bingen y la revolución del lúpulo
La historia de Hildegard von Bingen es un recordatorio de la importante contribución de las mujeres en la ciencia y la innovación. Su pasión por la naturaleza y su afán de conocimiento han dejado un legado que continúa siendo valorado y celebrado en la industria cervecera.
La vida y logros de Hildegard von Bingen, también conocida como “la sibila del Rin” o “la profetisa teutónica”, son una muestra de la importancia que las mujeres han tenido en la historia cervecera, y su legado perdura hasta el día de hoy.
Hildegard von Bingen fue una monja benedictina alemana que vivió en el siglo XI y XII. Además de sus habilidades como compositora y escritora, también era una destacada herbalista.
Fue en sus estudios de plantas medicinales donde describió por primera vez las propiedades conservantes y aromáticas del lúpulo. A partir de ese momento, el lúpulo se convirtió en un ingrediente esencial en la elaboración de cerveza.
Gracias al lúpulo, la cerveza se podía conservar durante más tiempo, tenía un sabor más equilibrado y era posible controlar la fermentación de manera más efectiva. Hoy en día, el lúpulo es un ingrediente clave en la producción de cerveza artesanal y comercial.
La vida de Hildegard von Bingen
Hildegard von Bingen nació en el año 1098 en Bermersheim, Alemania. Sus padres decidieron consagrarla a Dios y la recluyeron en el monasterio de Disibodenberg bajo la tutela de una monja llamada Jutta.
Desde su infancia, Hildegard tuvo una salud precaria ya que su constitución era delicada y enfermiza y comenzó a tener visiones místicas a los seis años. Compartió este secreto con Jutta, su maestra en el monasterio benedictino de Disibodenberg, quien también experimentaba fenómenos similares.
Tras la muerte de Jutta en 1136, Hildegard se convirtió en abadesa y el monje Volmar la alentó a escribir sus visiones divinas. Esto fue arriesgado en una época en que la Iglesia no aceptaba que las mujeres tuviesen visiones, pero algunos monjes vieron beneficios en tener una visionaria en el monasterio.
Hildegard redactó sus visiones con Volmar y las presentó al arzobispo de Maguncia, impresionándolo. Para validar sus visiones, contactó a Bernardo de Claraval, influyente en la cristiandad occidental. Aunque Bernardo fue prudente, el caso de Hildegarda llegó al Sínodo de Trier con el pontífice Eugenio III, quien le concedió permiso para compartirlas.
De esta forma, Hildegard se convirtió en una figura influyente, atrayendo monjas nobles al monasterio de San Disibodo. A pesar de críticas por su ambición y liberalismo en temas como el atuendo de las monjas, fue autorizada por la Iglesia para predicar al clero y al pueblo, siendo una de las pocas mujeres con este permiso.
En 1165, parte de la comunidad el convento de Rupertsberg creció tanto que para de sus habitantes se trasladaron al convento de Eibinge. Hildegarda murió en 1179 y fue sepultada en Rupertsberg.
El lúpulo, un ingrediente que cambiaría la historia de la cerveza
Durante sus estudios de plantas medicinales, Hildegard von Bingen describió por primera vez las propiedades del lúpulo. En su obra Physica (1150), observó que esta planta tenía propiedades conservantes y aromáticas, lo que la hacía ideal para añadirla a la cerveza. A medida que investigaba más, Hildegard descubrió que el lúpulo ayudaba a equilibrar el sabor de la cerveza y controlar la fermentación.
También estudió sus propiedades medicinales. Descubrió que esta planta tenía efectos calmantes y digestivos, y podía ayudar en el tratamiento de diversas dolencias. Hildegard describió como el lúpulo aumenta la melancolía o «bilis posterior», uno de los «cuatro humores» de la fisiología de Hipócrates; los otros son las disposiciones colérica, flemática y sanguínea del hombre. Sus escritos detallaban cómo utilizar el lúpulo en la medicina tradicional y cómo preparar con ella infusiones y ungüentos.
Hoy en día sabemos que el lúpulo relaja el sistema nervioso y tiene un efecto calmante y sedante que favorece el sueño. Esto convirtió a Hildegard en una visionario y una adelantada a su época, dado que sus contemporáneos recomendaban el lúpulo como tratamiento para exactamente lo opuesto.
La influencia de Hildegard von Bingen en el uso del lúpulo en la elaboración de cerveza. La descripción de Hildegard von Bingen sobre las propiedades del lúpulo tuvo una gran importancia en la elaboración de cerveza. Antes, se utilizaban una variedad de hierbas y especias para dar sabor, pero el lúpulo demostró ser un ingrediente superior en términos de sabor y conservación.
A medida que se difundieron los escritos de Hildegard sobre el lúpulo, su uso se hizo cada vez más común en la elaboración de cerveza. El trabajo de Hildegard von Bingen tuvo un impacto duradero en la industria cervecera. Gracias a esto, la cerveza se convirtió en una bebida más rica y de mejor calidad.
El lúpulo se convirtió en un ingrediente esencial en la elaboración de cerveza, y su uso se extendió por todo el mundo. Hoy en día, el lúpulo es un componente clave en la producción de cerveza artesanal y comercial.
El importante legado de Hildegard von Bingen
Además de su trabajo en la cerveza, Hildegard von Bingen hizo importantes contribuciones en otros campos. Fue una reconocida médica y herborista, y sus escritos sobre medicina tradicional siguen siendo valorados en la actualidad. También fue una compositora prolífica y sus obras musicales son consideradas obras maestras de la música medieval.
Durante siglos sus contribuciones fueron olvidadas, hasta que en la Segunda Guerra Mundial, la escasez de medicamentos llevó a redescubrir sus manuscritos en una búsqueda por remedios naturales. La abadesa Adelgundis Führkötter confirmó su autenticidad y sus métodos fueron utilizados por el Dr. Hertzka para tratar a pacientes.
Hildegard von Bingen escribió doce libros, incluyendo «Scivias» sobre la creación y «Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum» sobre medicina. Su legado musical consta de más de 70 piezas.
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