Cantillon Kriek Bio es una
cerveza belga ecológica elaborada mediante el ensamblaje de lámbicas y
cerezas ácidas ecológicas procedentes de Turquía. Al elaborarse con cerezas frescas, las condiciones meteorológicas afectan de forma diferente a cada cosecha. Es por esto que
cada lote de Kriek es ligeramente diferente de un año a otro.
La proporción de
cerezas frescas utilizadas en la elaboración de Cantillon Kriek es de 200 gramos por litro. Esta se deja macerar en
cerveza lámbica de 20 meses de edad. Debido al sabor tan potente de las cerezas, se selecciona una lámbica de gran carácter. Después de dos o tres meses de maceración, la lámbica ya ha extraído todo el color, el aroma y el sabor de las cerezas ácidas. A continuación se mezcla con
lámbica de un año de edad, que aporta los azúcares necesarios para la segunda fermentación en botella.
La elabora Brasserie Cantillon, una cervecera belga fundada en 1900 por Paul Cantillon en el barrio de Anderlecht, en Bruselas. Brasserie Cantillon elabora otras cervezas de fermentación mixta de gran calidad como
Cantillon Rosé de Gambrinus.
Los orígenes de las
cervezas lámbicas frutales se remontan a la época en la que sólo se vendían productos locales en los pubs belgas. Para añadir variedad a las cervezas, los cerveceros crearon recetas de cervezas basadas en la fruta producida localmente. La más famosa entre las
cervezas de frutas era, sin duda, la Kriek.
Antiguamente, la Kriek se servía junto a un pequeño plato y un "machacador" de acero que servía para aplastar terrones de azúcar en el fondo del vaso. De este modo, el cliente podía
endulzar su cerveza de forma natural y eliminar el sabor ligeramente ácido.
Color rojo carmesí con reflejos rubí y espuma poco persistente. Aroma frutal y complejo. Sabor ligeramente ácido a frutos rojos con un fondo a almendras. Graduación: 5.5 grados de alcohol.